divendres, 31 de juliol del 2009

La mítica revista «Costa Brava Información»

<<0>> De forma puntual, COSTA BRAVA INFORMACIÓN va sortir tots els mesos d’estiu, durant els anys 1962, 1963 i 1964 (després, només alguns números solts, fins que, al cap de poc temps, va desaparèixer), amb textos en alemany, anglès, francès i espanyol o castellà. En commemorar-se el centenari del bateig de la Costa Brava per Ferran Agulló, no es pot oblidar aquesta revista internacional de turisme, ja que constitueix un fet històric dins el món de la premsa de les comarques gironines.

<<0>> Editada a Girona per «Publicidad y Artes Gràficas Rabell», el Cos de Redacció de COSTA BRAVA INFORMACIÓN estava integrat pels periodistes Antonio Binué, redactor del diari local «Los Sitios»; Emilio Casademont, corresponsal de l’agència Europa Press i redactor de Ràdio Girona, i Pepe Vilà, redactor també de Ràdio Girona i corresponsal del diari barceloní «La Vanguardia». Tots tres van fundar la revista, juntament amb Salvador Rabell, que en va ser el director. -J.C. i P.


EDITORIAL del primer número (Es destaca, a la mateixa pàgina, que “Todos los 5.000 ejemplares han sido repartidos en lugares de interés turístico y entregados en forma completamente gratuita”):

Nace nuestra Revista como consecuencia natural de la extraordinaria importancia que actualmente ya tiene la Costa Brava, ese trozo gerundense de litoral con tanto renombre en nuestra Patria y en el extranjero.

Como su nombre indica, COSTA BRAVA INFORMACIÓN aspira principalmente a informar a sus lectores, a base de noticias y reportajes, sobre los más destacados hechos y proyectos de carácter turístico relativos a la Costa Brava. En la misma, procuraremos reflejar el ambiente, espíritu y actualidad de nuestra Costa. Sin pretensiones de tecnicismo, nos esforzaremos en presentar una revista útil, amena y, sobre todo, sincera, con el principal deseo de colaborar a la mayor prosperidad de la Costa Brava.

Debido al carácter informativo de esta Revista, dirigida esencialmente a los turistas que nos visitan, su contenido intentaremos que sea ágil, claro y de actualidad. Aceptaremos, muy agradecidos, cuantas sugerencias tengan a bien escribirnos nuestros apreciados lectores, pues sería la máxima ilusión que esta Revista, con el tiempo, se convirtiera en el verdadero portavoz de tota la Costa Brava.

Pues, si bien ya existen otras varias publicacions dedicadas a nuestra Costa Brava, hasta ahora no se ha publicado ninguna con carácter periódico y dirigida exclusivamente a esta gran zona turística. Ello nos hace suponer que nuestra Revista merecerá la mayor consideración entre todos los costabravenses, divulgándola entre sus amistades. También esperamos de la benevolencia de los lectores que sabrán perdonar las naturales deficiencias que pueden hallar en este primer número.

COSTA BRAVA INFORMACIÓN saluda cordialmente a todas las publicaciones periódicas que aparecen actualmente en Gerona y su provincia, que en sus números de verano enaltecen las muchas excelencias de que goza nuestra querida Costa Brava. Por cuanto la prensa gerundense en mucho y desde muy antiguo viene contribuyendo al mayor conocimiento de nuestro litoral. A este poderoso apoyo se debe una gran parte de la fama de que goza la Costa Brava.


REPORTATGE DESTACAT
del primer número (Juny 1962)


SALVADOR DALÍ, FUENTE INAGOTABLE DE “GENIALIDADES”

Salvador Dalí regresó a Port-Lligat. Pero, en contra de la opinión de todo el mundo, el celebérrimo artista ampurdanés manifestó a su llegada que él jamás descansa.

“No comprendo cómo la gente puede matar horas y más horas sin hacer nada. No me lo explico. Yo aborrezco la inactividad.”

Esto es lo que dijo Dalí al retornar a su adorada Costa Brava. Francamente, incomprensible, amigo lector, máxime teniendo en consideración la agitadísima y agotadora campaña que el bigotudo maestro de los pinceles (y de los ‘jaleos’) desarrolló allende nuestras fronteras.

Pero Salvador Dalí es así. Y, por tanto, hay que tomar muy en ‘serio’ sus palabras, a pesar de que nosotros estemos convencidos de que el afamado artista necesita también nutrirse, como cualquier mortal, de ese sabroso y, a todas luces, insustituible pan de cada día, cual es el ‘dolce farniente’, para poder subsistir.

Sin embargo, lo que sí es innegable es que S.D. no puede, en modo alguno, dormir a pierna suelta…, o tumbarse a la ‘bartola’. Porque, de lo contrario, no sabemos cómo se las arreglaría para ‘asombrar’ de forma tan reiterada a la humanidad con sus bien cuidadas e ideadas ‘extravagancias’.

***
Nuestro popular y discutidísimo pintor (no olvidemos que todas las grandes eminencias han disfrutado siempre de lo mismo) ‘demostró’ recientemente que Rembrant era ciego, ante un selecto público congregado en una prestigiosa sala de Bruselas.

“¿Todos quedaron convencidos…?”, le preguntaron más tarde.

A lo que respondió Dalí:

“Pueden ustedes estar seguros de ello. Rembrant creó casi la totalidad de su extraordinaria obra siendo invidente. Lo cual otorga a la producción del genial artista un valor inconmensurable, soberbio.”

Pero, ¿se tomó la gente verdaderamente en serio la aseveración de Dalí?, se interrogará el lector.

Pues, la verdad. No sabría este periodista qué contestarle, con franqueza. Al parecer, hubo al final de la pintoresca conferencia ‘división de opiniones’, como en un festejo taurino.

Mas dejemos esta ‘extravagancia’ deliniana. Pasemos a otra de mayor prosapia. Sí, la que originó y desató una violenta tempestad…

Preguntaron a Dalí:

“¿Por qué ese ‘barullo’ tan fenomenal con el asunto de los ‘ballets’?”.

“!No me hablen de él! El disgusto que me proporcionó fue de padre y muy señor mío”, contestó.

“Se la quisieron ‘gastar”, vamos…”

“Es lamentable –prosiguió el bigotudo maestro- que ocurran cosas así. Y más entre gente seria (tiene esto su miaja de ‘salero’, ¿no?). Mis ‘ballets’ fueron objeto de una ‘trituración’ fantástica, es decir, ciertos individuos sin consultarme nada modificaron mi idea. Y se lanzaron por las buenas con una representación de mi espectáculo que, huelga decirlo, me produjo indignación. Desde luego, el asunto pasó a manos de mis abogados, a los cuales no les faltó trabajo…”

Ludmilla Techerina, la mundialmente célebre bailarina, sufrió un desvanecimiento morrocotudo, de los que hacen época, en el transcurso de la función ‘daliniana’. Nos la imaginamos, la pobre, desmayada, envuelta en rizadas pompas de jabón…

Se aseguró posteriormente que Salvador Dalí, al objeto de que a la desdichada criatura se le pasara un tanto el imponente susto, tuvo la gentileza de obsequiarla días después con un precioso ramo de orquídeas. A S.D., por ende, no le quedó otro recurso que rascarse el bolsillo. Pero de lo lindo. Porque el ‘regalito’ en cuestión le costó un millón de francos viejos.

***
Ahora, el genialísimo artista costabravense ha terminado una película. ¿Título? Ahí va: ‘Historia prodigiosa de la encajera y el rinoceronte’ (éste es el animalito que más inspira al pintor). No está mal el titulejo, ¿verdad? La acción se desarrolla en el Louvre, en un parque zoológico y, naturalmente, en la Costa Brava.

¿Que cómo es esa cinta? Imagínese el lector algo así como una tremenda mezcolanza de argumento, decorados, etc. genuinamente ‘dalinianos’. Divertido, ¿no?

Pero no acabará aquí la historia del Dali peliculero. No. Porque, según ciertos rumores, es muy probable que nuestro ‘personajete’, en vista de que eso de los’ballets’ no le ha convencido plenamente, se dedique ahora de un modo intenso al llamado Séptimo Arte.

En efecto, se dice que Salvador ya tiene en proyecto otro film. Por lo visto, tratará de folklore.

No obstante, todo lo relacionado con esa cinta permanece encerrado en el arca de los secretos. Al parecer, Dalí abriga la intención (desde luego, muy sana y juiciosa) de desarrollar su labor cineísta en un ambiente más tranquilo y con menos aparato propagandístico que en el de los tan cacareados y archifamosos ‘ballets’.

Bueno. Y ya que nos hallamos metidos de lleno en esas cuestiones del celuloide (materia, como se sabe, muy inflamable, por cierto), señalaremos que Salvador Dalí, junto con el astronauta Carpentier y la célebre novelista francesa Françoise Sagan, formará parte del jurado de la II Semana de Cine Turístico de Luanco (Asturias), que se celebrará a finales de julio, con la participación de Australia, Canadá, Suiza, Francia, Italia y España.


Por lo visto, a S.D. eso del cine le entusiasma ahora, que es un portento.

En Luanco, hemos dicho, se reunirá este excepcional trío de ases. Pero se asegura, de otra parte, que antes o después de esta ‘semanita’ internacional de cinema turístico, la Sagan y Carpentier se darán cita en Port-Lligat, en casa de Dalí y su esposa y musa Gala.

Porque parecer ser, amigo lector que tiene la santa paciencia de leer estas líneas -y aguantar, por consiguiente, este ‘rollito’-, que nuestro artista está interesadísimo en pintar unos cuadros relacionados con el vuelo del astronauta norteamericano. Y, claro, necesitará su colaboración. ¡Veremos qué saldrá de ello!

***
Y ya íbamos a poner punto final aquí. Pero antes bueno será que soltemos una indiscreción, cazada al vuelo. Desde hace algún tiempo, revolotea en la mente inquieta de Salvador Dalí algo muy originalísimo. Se trata de demostrar de una manera fehaciente que la gente no habita en el planeta Tierra, como ella (como nosotros) cree, pues éste no existe, sino que, en realidad, la humanidad toda vive en la Luna. En la Luna o en otro astro, se entiende.

Y aunque así, a primera vista, esto que acabamos de decir pueda producir una fenomenal hemorragia de risotadas (que pudiera acarrear graves consecuencias incluso para alguna perona ‘delicada’), es posible que, al final, cuando Dalí lo suelte por ahí (con su consabida seriedad, claro está), alguien se lo ‘trague’.

Emilio CASADEMONT


NOTA: Salvador Dalí, amic d’Emili Casademont, va llegir aquest reportatge a la seva casa estiuenca de Port-Lligat (a la foto de dalt) i li va fer molta gràcia, igual que tots els del mateix estil que, en aquella època, va publicar la premsa de pertot arreu. El genial artista empordanès, a la mateixa casa, rodejat d’un grup de periodistes gironins, entre els quals figura (el primer, a la dreta, ajupit) l’Emili Casademont.- J.C. i P.

COSTA BRAVA INFORMACIÓN oferia moltíssims textos traduïts al francès, anglès i alemany, com el d’aquest reportatge sobre les vacances a S’Agaró del polític britànic Selwyd loyd.

Número especial (juny del 1964) dedicat a la “Tercera Fiesta Hotelera de la provincia de Gerona”, celebrada a l’hotel Cap Sa Sal (Begur). Tots els seus assistents van ser obsequiats amb un exemplar dels 1.000 que va editar COSTA BRAVA INFORMACIÓN.


(Extret de l’arxiu del periodista
Emili Casademont i Comas)

divendres, 24 de juliol del 2009

El «rojo-separatista» Emili Vendrell

L’any 1959, ara fa mig segle, Emili Vendrell, que poc temps després -el 2 d’agost del 1962- emprendria el camí de l’Eternitat, actuà en directe, per última vegada, a Ràdio Girona EAJ 38 (emissora que tenia llavors els seus estudis al vell carrer de la Força), tal com queda reflectit en una foto apareguda al llibre 50 anys de Ràdio Girona (1933-1983), escrit per Miquel Gil i Bonancia, foto en què també apareix un jove i excel·lent músic gironí, Josep Maria Sabench, que acompanyà Vendrell al piano. I l‘any 1969, ara fa quatre dècades, Joan Manuel Serrat, aprofitant la presentació del seu disc dedicat a Antonio Machado, homenatjà el gran tenor català, interpretant, com a cloenda de la primera part d’aquell mític concert que oferí al Teatre Tívoli de Barcelona, la peça La taverna d’en Mallol, d’Apel·les Mestres, que Emili Vendrell abans tantíssim havia popularitzat.

Emili Vendrell i Ibars, nascut al barceloní carrer de la Cera, feia de paleta, igual que el seu pare. El 1911 ingressà a l’Orfeó Català, on tingué com a mestre el seu fundador, Lluís Millet, del qual esdevingué deixeble predilecte, i ben aviat sobressortí en la interpretació de sarsueles -Doña Francisquita, d’Amadeu Vives, i Cançó d’amor i de guerra, de Rafael Martínez Valls, entre d’altres-, així com en la de les cançons pròpies de la Renaixença catalana: Rosó, Per tu ploro, etc. I convé ressaltar que, al llarg de la seva vida, Vendrell fou un extraordinari intèrpret de les melodies més populars de casa nostra, les quals, juntament amb les del gènere sarsueler, portà arreu d’Europa i Amèrica del Sud, tot arribant a enregistrar-ne una quantitat considerable en disc. Per altra banda, participà en nombrosos programes de ràdio (a Ràdio Associació de Catalunya, primer, i a Ràdio Barcelona, després) i en festivals benèfics. I també Emili Vendrell col·laborà, com a tenor solista, amb la coral Els Cent Homes d’en Fontbernat, amb la qual gravà l’any 1931, als estudis barcelonins de la discogràfica Odeon, sis himnes de Catalunya, tot enorgullint-se de ser «un home d’en Fontbernat». Aquest gran músic gironí, Josep Fontbernat, director general de Radiodifusió de la Generalitat republicana, sempre recordava que, en demanar-li la gent quants homes integraven realment la seva popular coral, responia: «Som dos-cents! Cent i l’Emili Vendrell, que val per cent homes més».

Pel seu catalanisme, Vendrell, quan finalitzà la Guerra Civil, fou detingut, acusat de «rojo-separatista». O, més concretament, de «rojo propagandista, masón y separatista». En el judici que se li féu, eminents sacerdots certificaren la seva catolicitat. I quant a «rojo propagandista», quedà demostrat que fou contractat per la Generalitat, juntament amb el ballarí Joan Magriñà i d’altres artistes, per tal de divulgar, amb el seu art, la nostra cultura per diversos països europeus. Tot plegat que, al final, el tribunal només pogué «arrapar-se» a l’acusació de «separatista» o, més ben dit, de «rojo-separatista», acusació sobre la qual Emili Vendrell declarà: «Si se me juzga por querer con toda mi alma a Cataluña, soy culpable. Por nada más.» Aquella declaració de l’excepcional tenor, tan clara i contundent, li valgué una condemna de cinc anys de desterrament. Primer anà a Madrid i, més endavant, a València, on cada cop que era contractat per cantar en qualsevol companyia lírica, en els cartells, sota el seu nom, una mà plena d’odi hi escrivia: «Rojo-separatista».

Aquell càstig que els franquistes imposaren a Emili Vendrell quedà reduït, en virtut de diverses revisions del seu judici, a dos anys i mig. I, en acabar-se, el cantant reaparegué al Teatro Principal Palacio de la Rambla barcelonina amb Doña Francisquita, enmig d’una enorme expectació. «Quan Vendrell aparegué en escena es va produir l’ovació més gran que es pugui imaginar i, en finalitzar (…), el públic, posat dempeus, frenètic i fervorós, el victorejava», assenyala Miquel Badenas i Rico, que assistí a l’espectacle, al seu llibre El Paral·lel, història d’un mite (Pagès editors - Lleida, 1988), on afegeix que «Vendrell no pogué contenir la seva emoció i es va refugiar rera l’arbre del decorat plorant a llàgrima viva. El seu carisma era tot un símbol, i més encara en aquells durs anys de repressió del nostre país.» D’aquells durs anys, en els quals tantes mostres de solidaritat i insolidaritat es donaren, la família Vendrell tan sols rebé, per part del món artístic, una adhesió. «Va ser -indica també Badenas- la de Marcos Redondo, que es va presentar al domicili dels Vendrell i va oferir el seu ajut moral i material en el que calgués menester.» Redondo, el número u dels barítons espanyols, era un home de bé, malgrat que sovint s’hagi dit el contrari.

En morir, a Barcelona, Emili Vendrell, el seu cos fou amortallat amb un llençol blanc, damunt el qual es posà la bandera catalana, tot i que l’any 1962 el franquisme era ben viu. Es parlà de traslladar les seves despulles al Palau de la Música Catalana, seu de l’Orfeó Català, però les autoritats no ho autoritzaren, car temien que es produís una perillosa manifestació ciutadana. El reconeixement públic a Vendrell, però, ha quedat patent en la placa que hi ha col·locada en una modesta casa del carrer de la Cera: «Emili Vendrell Ibars, cantaire de Catalunya, va néixer en aquesta casa el dia 13 de gener de 1893». I també en la petita plaça que es construí al carrer del Peu de la Creu, inaugurada el 9 de maig del 1982, amb l’assistència de l’aleshores alcalde de Barcelona, Narcís Serra, la vídua del cantant, Marie Coutier, el seu fil, Emili Vendrell jr., que no tingué gaire sort en el món del cant, i nombrosos artistes com Mary Santpere. En aquesta placeta, hi ha dues plaques. Una diu així: «Plaça Emili Vendrell (Barcelona, 1893-1962), tenor». I l’altra, el següent: «A Emili Vendrell, músic cantaire que expressa amb la seva veu inoblidable l’esperit de la nostra cançó, 1893-1962».

El «rojo-separatista» Emili Vendrell, doncs, ha estat l’intèrpret de les nostres millors cançons. Unes cançons que, malgrat el pas del temps, sempre s’han mantingut ben fresques en la memòria de moltíssima gent, a part que diverses localitats del país han dedicat carrers a aquest fabulós cantaire i gran català, entre les quals -almenys, fins ara-, no figura la ciutat de Girona, cosa que cal lamentar...


Emili Casademont i Comas

dissabte, 18 de juliol del 2009

Pontós i el llibre «Gràcies» de mossèn Font

Qui amb més fidelitat ha sabut «retratar» fins ara el poble altempordanès de Pontós ha estat, sens dubte, Montserrat Vayreda. Aquesta il·lustre poetessa, traspassada no fa gaire, ho féu l’any 1985 a Els pobles de l’Empordà (Art-3 Editorial-Figueres). O sigui, en un voluminós llibre il·lustrat magistralment pel pintor Lluís Roura, tot fent honor a allò que ella digué un dia: «Si els poetes són pintors/ sense pinzells ni paleta,/ cada pintor és un poeta/ que fa versos amb colors». I un llibre, a més, que conté unes magnífiques col·laboracions literàries d’Anna Maria Dalí i Maria dels Àngels Anglada, les dues també, lamentablement, absents avui del món dels vius.

Montserrat Vayreda després de dir, en els seus inspirats versos dedicats a Pontós, que «Els camps que et volten tenen verds de pruna/ que es fan més vius dessota el cel tibant;/ el teu castell a poc a poc s’engruna/ sota l’ombra impotent de Pere el Gran», i de remarcar que «Tens masies que s’alcen repetides/ damunt planells que semblen de vellut/ amb els badius oberts i les eixides/ des d’on es veu passar la solitud», lamenta, en el seu cant a Pontós, que «Al capdamunt de l’aspra comarola/ la torre que de l’àngel prengué el nom,/ des de fa molts segles està sola/ vençuda i oblidada de tothom».

En efecte, aquesta torre pontosinca, que prengué el nom de la llegenda de l’àngel, es troba sola i oblidada. Però, gràcies a Déu, el poble de Pontós no ha pas estat mai oblidat. Sobretot, des que té com a rector -i d’això ja fa bastant temps- mossèn Pere Font (autor del llibre Pontós: passat i present, aparegut el 2004), el qual, constantment, s’ha preocupat de propagar, amb autèntic entusiasme, la vida d’aquesta antiga localitat, tan amarada de bellesa i virtuts, per mitjà d’uns esplèndids articles periodístics, escrits de forma planera, entenedora, senzilla, que, d’ençà el 1974, ha anat publicant a diferents rotatius, com el meu Diari de Girona, i revistes. Tot plegat, calculo que n’ha arribat a plasmar en paper de premsa cap a un parell de centenars, si bé, tal com fa constar en el seu llibre Gràcies, editat ara per l’Ajuntament de Pontós, en aquesta obra només en recull 145.

Cal ressaltar que mossèn Pere, nat a Hostalets d’en Bas (la Garrotxa) el 1932 i jubilat ja del món de l’ensenyament (ha estat professor d’història als Instituts Ramon Muntaner i Alexandre Deulofeu, de Figueres), és un d’aquells capellans que inspiren tantíssima confiança, que un desitjaria trobar-se’l al seu costat, en arribar l’hora final, ja que l’ajudaria a afrontar, amb total serenitat, el moment de canviar l’efímera vida terrenal per l’eterna que hi ha al més enllà, vida eterna que, per a alguns, és infinitament millor que la d’aquí, mentre que, per a d’altres, malgrat que Déu sap perdonar, és tot el contrari, cosa en la qual també creuen, per exemple, aquells que professen la religió islàmica, que té en Maria Immaculada una de les seves principals «estrelles». I no l’anomeno Mare de Déu, perquè l’Alcorà no admet que Jesucrist fos fill de Déu, sinó un dels quatre grans profetes que hi ha hagut al nostre planeta -l’últim fou Mahoma- i que hi vindrà de nou, al final del temps, per lluitar i derrotar l’Anticrist.

Tornant a mossèn Pere Font, no puc deixar de subratllar que ha estat un veritable plaer rellegir els articles que ha publicat a Gràcies. I recalco això de rellegir, atès que, gairebé tots, ja els havia llegit, quan aparegueren al seu dia a la premsa, i, fins i tot, n’havia revisat abans alguns -revisat que no vol pas dir censurat-, a fi que sortissin nets com una patena de possibles faltes al periòdic figuerenc Hora Nova. I que consti que no parlo així, perquè mossèn Font em dedica, en certa manera, la contraportada del seu nou llibre: «El senyor Emili Casademont, membre del Col·legi de Periodistes de Catalunya, parlant dels qui els agrada escriure, em deia: “Hi ha qui no escriuria ni cinc línies sense cobrar, qui està disposat a escriure sempre que li acceptin els seus escrits i tampoc falta aquell que fins pagaria perquè li publiquessin els seus escrits”. Li manifestava que jo em trobava entre els segons. Em plau repetir-ho ara que recullo uns quants d’aquests articles. Em donaré per molt ben pagat si, a qui en llegeixi ni que sigui només un, l’ajuda d’alguna manera.»

Crec que mossèn Pere Font ja és pot donar per molt ben pagat, ja que sé positivament que els veïns de Pontós, a més d’haver «devorat» amb interès els seus articles tan bon punt apareixien publicats a la premsa, ara tenen un exemplar de la seva obra. Una obra on hi ha reflectida la vida del poble dels darrers 35 anys. I per extensió, la de tota la comarca de l’Alt Empordà, que, en molts casos, té força a veure amb la de Pontós o hi està estretament lligada, sobretot pel que fa a l’aspecte religiós.

Pontós té un agregat que és Romanyà d’Empordà (lloc conegut antigament com el Lourdes català, perquè era una mena del Lourdes francès), on s’aixeca la vella ermita de Santa Anna, de la qual mossèn Pere té cura, ermita cantada de forma també bellíssima per la Vayreda (molt citada, per cert, a Gràcies) a Els pobles de l’Empordà:

«Per l’ull del campanar,/ l’antiga esglesiola/ veu com la sobrevola/ la merla i el pinsà.// Que amb el blat ros de juny/ cada planell es daura/ i de l’arbreda l’aura/ prop del riu que s’esmuny.// Sempre veu repetir/ en cicles, el que esguarda;/ lliga el matí a la tarda/ i la nit al matí.// Veu plorar la tardor,/ riure la primavera,/ i que la neu primera/ esmalta el Canigó.// Romanyà s’ha fet seu/ dels boixos en florida./ Tota la seva vida/ el campanar la veu».

Al meu entendre, però, el llibre-recull Gràcies, que llueix una atractiva portada realitzada del pintor Josep Ministral i que fou presentat l’altre dia a Pontós, amb la massiva assistència dels veïns, encapçalats per l’alcalde Narcís Algam, porta un títol desencertat, ja que mossèn Pere Font, ben al contrari d’allò que ell bonament creu que és just, no ha de donar les gràcies a ningú, tret de les entitats que han fet possible l’edició del volum. Han de ser les persones, aquelles que han anat llegint puntualment els seus articles periodístics, les que tenen l’obligació d’expressar al veteraníssim i culte rector d’aquest poble de l’Alt Empordà el millor i més sincer dels agraïments. Això, almenys, és el que jo penso…


Emili Casademont i Comas

dissabte, 11 de juliol del 2009

Lladó, el poble que no vol dir-se Lledó

Lògicament, el petit i històric poble de Lladó, situat a la comarca de l’Alt Empordà (alguna vegada, per cert, l’hem pogut veure inclòs a la de la Garrotxa), hauria de dir-se Lledó. I així, la Generalitat republicana, interpretant que aquest topònim prové de lledó, fruit del lledoner, arbre de marcada presència a les terres catalanes, procedí, l’any 1932, a normalitzar el nom de la dita localitat, juntament amb molts d’altres de casa nostra, escrits també de forma incorrecta, o sigui, en català més o menys antic o, fins i tot, en castellà.

Un cop acabada la Guerra Civil, el 1939, els franquistes castellanitzaren al màxim els topònims del Principat, alhora que retornaren a alguns els antics, cosa, aquesta última, que no perjudicava en absolut la Lengua del Imperio, sinó tot el contrari. Així, Lledó tornà a anomenar-se Lladó, nom desposseït, segons les normes gramaticals de Pompeu Fabra, el seny ordenador de la nostra llengua, del seu vertader significat català. Tan sols alguna població aconseguí conservar la seva toponomia catalana, com és el cas de San Jordi des Valls, per exemple, però sense la «t» final de la paraula Sant. Segurament, no es canvià Jordi des Valls per «Jorge de los Valles» a causa d’una enorme badada dels encarregats de dur a terme aquesta, per a ells, tasca tan patriòtica…

L’any 1982, després de la mort del dictador Francisco Franco, l’actual Govern de la Generalitat tornà a donar vigència al nom de Lledó. Però, immediatament, els veïns de Lladó alçaren la veu de la protesta i, basant-se en el fet que els filòlegs en general afirmen que els toponímics s’han d’escriure amb la seva grafia tradicional, volgueren que Lledó continués dient-se Lladó. I així, l’Ajuntament, en un ple celebrat a finals de gener de l’indicat any 82, ho aprovà, per unanimitat, a més d’acordar que tota la correspondència que arribés al poble adreçada a Lledó d’Empordà fos retornada al seu lloc d’origen. D’aquesta manera tan dràstica, doncs, es posà fi a una vella polèmica sorgida feia mig segle, arran del decret dictat per la Generalitat republicana.

Els veïns de Lladó, població que sempre s’ha sentit molt empordanesa i catalana (cal ressaltar que fou una de les primeres a catalanitzar els noms dels seus carrers i places), no volia -ni vol- lluir un nom que, segons diversos documents antiquíssims, sempre ha tingut, tret del curt període del temps republicà i l’encara més curt de l’any 1982. És clar que aquests documents pertanyen a una època en què, en català, tothom, en comptes de lledó, deia i escrivia lladó, fet que encara avui dia ens ofereixen moltes persones que duen el cognom Lladó, per no haver-se preocupat de normalitzar-lo. D’altra banda, convé recordar que, per contra, alguns lladonencs il·lustres (com les germanes Maria dels Àngels i Montserrat Vayreda i Trullol, poetesses i escriptores) sovint, quan es referien al seu poble natal -en temps d’en Franco-, escrivien Lledó. A més, la primera, o sigui, l’autora d’Encara no sé com sóc, premi Fastenrath de novel·la catalana, solia curiosament dir que «Lledó (i no pas Lladó) era el primer poble de la Garrotxa, per bé que situat de cara a l’Empordà.»
Els lledons, per cert, són molt propis de la diada de la Mare de Déu del Carme, que serà dijous vinent. Abans, a la festa major del barri barceloní del Raval se n’havia celebrat, al carrer del Carme, una típica fira, que era la que encetava totes les fires d’estiu que es feien a la Ciutat Comtal, a la qual acudien els pinxos del mateix barri i els de la Barceloneta, tot ensenyant, amb aires de perdonavides, ganivets, punyals i algunes pistoles. Joan Amades explica a les pàgines del Costumari Català que també hi assistia molta mainada, sense que la gent tingués por dels pinxos (navajeros, que també en deien), car era la festa de la Verge del Carme, la seva patrona, i la respectaven d’allò més. Aquella mainada comprava lledons i se’ls menjava, tot i que encara eren força verds, ja que no maduren fins unes quantes setmanes més tard, i afegeix l’insigne folklorista que «més encara que el menjar lledons, havia estat una nota característica de la diada l’engegar els pinyols dels lledons enlaire, servint-se d’un canotet de canya», i que «la mainada s’entrenia engegant una pluja de lledons per damunt dels vianants, fins al punt de fer enutjós el trànsit i de convertir el carrer del Carme en un veritable camp de batalla».

Posteriorment, aquest costum, una mica modificat, passà a la resta de les terres del Principat. I així, jo recordo que, durant els anys 40 del segle passat, a la ciutat de Girona adquirí molta popularitat. Tots els vailets solien tenir una joguina, que ells mateixos elaboraven amb fusta de lledoner. N’escollien un petit tronc, el buidaven i, un cop fet això, col·locaven en un extrem un lledó i, per l’altre, amb una vareta pitjaven fort, per tal de fer-lo sortir «petant», motiu pel qual aquelles joguines eren anomenades petadores o petadores del Carme. Es tractava d’un entreteniment simpàtic i divertit, que avui ha desaparegut del tot. Simpàtic i divertit, és clar, per a tots aquells que, aleshores, tenien entre 10 i 14 anys, perquè per a les persones grans, a les quals se solien adreçar els «trets» d’aquella «arma», la cosa era ben diferent, ja que, si el pinyol del lledó feia diana en l’ull d’algú, podia deixar-lo borni. Que se sàpiga, però, mai no s’hagué de lamentar cap desgràcia.

Ignoro si la mainada de Lladó, pel Carme, arribà a fer petadores i jugar-hi. Però és possible que sí, tenint en compte que la festa de la Mare de Déu del Carme era molt celebrada, després de la Guerra Civil, en aquesta localitat altempordanesa. Ah!, i amb l’alegria d’haver recuperat el nom de Lladó.

En un parell d’ocasions, doncs, diferents governs de la Generalitat han procedit a canviar el topònim Lladó pel que es considera correcte, però per poc temps, ja que el poble no vol dir-se Lledó. Aquesta ha estat sempre una decisió presa per tots els lladonencs. I, tinguin o no tinguin raó, crec que -també sempre- mereix ser respectada…

Emili Casademont i Comas

dissabte, 4 de juliol del 2009

L’amazic, la llengua marroquina

Un estudi de la Secretaria de Política Lingüística de la Generalitat, revela que, en aquests darrers temps, hi ha hagut, a casa nostra, un descens de més de deu punts dels parlants que usen habitualment el català. Així, del 46 per cent del 2003 s’ha passat al 35,6 per cent del 2008. I també el mateix estudi indica que llengües estrangeres com l’àrab i l’irdú, aquesta última pròpia de l’Índia i el Paquistà, apareixen, per primera vegada, al costat del castellà i el català, com a idiomes d’ús habitual a Catalunya. Tot això, de fet, no constitueix cap sorpresa, ja que es nota -i molt!- en l’«ambient». Ara bé, cal aclarir quelcom pel que respecta a l’àrab. Moltíssima de la gent que viu i treballa al Principat (o que hi treballava fins abans de produir-se la terrible crisi econòmica que estem patint), arribada de l’Àfrica del Nord, no parla pas l’àrab, sinó l’amazic -o algun dels seus nombrosos dialectes-, que és la llengua dels berbers. Una llengua molt i molt vella -s’estima que té una antiguitat de 2.500 anys-, que era la dels tuaregs, escampada posteriorment per ells arreu del Marroc, d’Algèria, d’Egipte, etc., sense oblidar les atlàntiques illes espanyoles de Canàries, que són ben africanes, tal com, tret d’algunes zones costaneres, demostra perfectament el seu paisatge.

Tauregs

El cas del Marroc, que és el que més conec, per haver viscut a Tetuan exercint la professió periodística, és la mar de curiós. La població marroquina, en la seva majoria, és berber I el seu idioma, tot i no ser reconegut oficialment (igual que el castellà, però sí, en canvi, el francès, per considerar-lo una «llengua colonial»), és també el berber, que se sol confondre sovint amb l’àrab. En realitat, el berber és la llengua que fan servir sempre els marroquins, atès que l’àrab clàssic, el principal idioma oficial del país, o sigui, aquell en què està escrit l’Alcorà, el llibre sagrat dels musulmans, tan sols és emprat en activitats culturals, sòcioeconòmiques i mitjans de comunicació impresos.

Lingüísticament, tal com he consignat, el berber té moltes variants, anomenades també accents i dialectes. Les tres més utilitzades al Marroc són el tachelhir, el tamazic i el tarifit, conegudes com a Xelha, en l’àrab diríem marroquí, i com a Barbària, en l’àrab tradicional de l’Orient Mitjà. Aquestes denominacions, per cert, són rebutjades pels activistes berebers, ja que les consideren extremadament ofensives i humiliants, i, en conseqüència, s’estimen més que s’utilitzi la paraula amazic, que és el que jo faig. El tachelhir és parlat al sud del país, o sigui, Agadir, Marraqueix, Rabat, Casablanca, etcètera; el tamazic, més aviat cap al centre del territori, i el tarifit gaudeix de forta implantació a l’àrea del Rif i tot el nord del Regne del Marroc, a ciutats com Nador, Tànger i Tetuan, per exemple.

Els berbers, malgrat qie practiquen la religió islàmica (també hi ha unes minories jueves, cristianes i atees), han aconseguit que la seva ètnia i el seu idioma hagin sobreviscut al llarg del temps. I és més: en els darrers anys han estat creades per tot el país (independent des del 1956 d’Espanya i França, en què hi començà a governar el monarca Mohamed V), centenars d’associacions berbers. I això ha fet que els quioscos de periòdics i les llibreries de les poblacions marroquines més importants ofereixin i posin a la venda revistes sobre l’art berber, que és riquíssim, i la seva cultura. Abans, la Televisió Marroquina havia emès un butlletí de notícies diari de deu minuts de durada en els dialectes de l’amazic. Però, no obstant les protestes, l’Estat ha suprimit, en bona part, tot això, a més de negar-se a reconèixer com a oficial aquesta llengua, que no s’ensenya a les escoles convencionals.

Molts marroquins i marroquines que conviuen amb nosaltres, insisteixo, són d’ètnia i llengua berbers. Per això, jo, per exemple, que vaig estudiar ara fa mig segle l’àrab clàssic, em costa de poder-hi entaular una conversa, malgrat que, de vegades, alguns o algunes queden gratament sorpresos, ja que endevinen de seguida, quan ho intento, que he viscut al seu país i que el conec bé. No fa gaire, per cert, això em passà a la sala d’espera d’un hospital, on hi havia una jove musulmana que, en sentir que sortien de la meva boca uns mots en àrab clàssic adreçats a la meva dona, exclamà tota emocionada: «Esto que acaba de decir ”ser” muy de Tetuán, ¡mi ciudad!». I no vaig estar-me de contestar-li que sí, tot encetant, a continuació, una agradable i amena xerrada -en castellà, naturalment-, en el decurs de la qual vaig elogiar la ciutat on ella obrí els ulls a la vida, és a dir, l’antiga capital del Protectorat espanyol, que, a finals dels anys 1950, tant m’havia fascinat. De la mateixa manera que també havia fascinat moltíssim a alguns prestigiosos directors de cinema internacionals -americans, especialment-, els quals elegiren la típica, bella i blanca medina tetuaní, per tal de filmar-hi seqüències de les seves pel·lícules.

Són pocs els marroquins que saben i parlen l’àrab clàssic. Anant pels carrers i places de casa nostra, procuro, en tot moment, parar bé l’orella, quan sento que alguns s’expliquen entre ells les seves alegries i, sobretot, les seves penes, derivades, aquestes últimes -ho descobreixo gràcies a alguna paraula que pronuncien-, del trist fet d’haver ingressat a les files de l’atur. Però rarament els arribo a entendre de forma completa. Cosa que, molt de tard en tard, no em succeeix, quan en trobo d’altres que s’expressen en àrab, en l’àrab clàssic, com cal suposar. Es tracta, en aquest cas, de gent culta, que té, potser, estudis universitaris i tot. Els restants, acostumats sempre a parlar en les variants de l’amazic, sovint àdhuc em fan adonar que es topen amb certes dificultats per llegir i interpretar allò que, en l’alfabet àrab, alguns comerciants de la seva mateixa nacionalitat posen als rètols anunciadors de les botigues que regenten. I és que el poble marroquí posseeix una altra llengua, que no és pas, precisament, l’àrab, encara que, pel que respecta a la fonètica, s’hi assembli força...

Medina de Tetuan

Emili Casademont i Comas