Exclusiva mundial, publicada pels antics diaris de l'Editorial Católica, S.A., encapçalats pel YA, de Madrid, que hi dedicà, el 31 d'octubre del 1984, les seves dues pàgines centrals, en «huecograbado», amb fotos espectaculars de la parella.
Un reportatge d'Emilio Casademont, distribuït per la desapareguda agència LOGOS.
Reproduït en apropar-se el mig segle d'aquell acte històric.
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Silenciosamente y a escondidas de todo el mundo, el pintor catalán Salvador Dalí y la ciudadana soviética Elena Diakanoff, viuda del poeta Paul Eluard, más conocida por Gala, nombre que en lengua rusa significa monaguillo, se unieron en matrimonio (sentimentalmente, hacía varias décadas que ya lo estaban) el 8 de agosto de 1958 en la pequeña ermita de Nuestra Señora de los Ángeles, situada a una docena de kilómetros de Gerona y en la cumbre de una montaña, desde donde se puede contemplar una bella panorámica de la provincia y el azulado mar que baña la Costa Brava.
VEINTISÉIS AÑOS DESPUÉS
Hoy, al cabo de veintiséis años, el capellán custodio de los Ángeles, mosén Joan Juanola, ha dedicido contar a este periódico los detalles totalmente ignorados de aquel histórico acto que logró pasar tan inadvertido, que nadie se enteró de su celebración hasta cuatro días después. Y lo ha hecho en el Teatro-Museu Dalí, de Figueras, donde ha descubierto el coche que utilizaron los novios para desplazarse a la ermita.
Se trata del viejo Cadillac, que se encuentra en el patio del visitadísimo centro y que el pintor bautizó con el nombre de «coche pluvioso». Siempre se había sospechado que alguna razón poderosa impulsó a Salvador Dalí a colocarlo en aquel lugar. Sin embargo, el artista no dio nunca una explicación sobre la cuestión. Y aún más: tampoco ha comentado la causa por la cual puso en el interior del vehículo las figuras de una pareja de recién casados (reemplazadas, en la actualidad, por otras dos de distinta especie), que recibían una fina lluvia de agua cuando alguien introducía una moneda por una ranura...
«Sí, éste es el coche con el que Dalí y Gala subieron al santuario de Nuestra Señora de los Ángeles para contraer matrimonio. Llegaron los dos solos y ella era quien iba al volante. Recuerdo que Gala calzaba alpargatas y que, antes de la ceremonia, se las cambió por unos zapatos...», explica mosén Juanola.
EN LA MAYOR INTIMIDAD
La boda, que podía haber sido el acontecimiento del siglo (en el sentido de que hubiese movilizado a más de media humanidad), se celebró en la mayor intimidad. Todo había sido preparado con gran secreto. El propio capellán custodio de la ermita, que lleva cerca de treinta años en el cargo, fue avisado pocas horas antes. Dalí y Gala no querían publicidad ni ser molestados. Y a fe que lo consiguieron...
«Al llegar a los Ángeles -continúa contando el sacerdote-, Gala y Dalí se resistieronm a bajar del coche, ya que observaron la presencia de un grupo de turistas extranjeros por allí y tenían miedo de ser reconocidos. Sobre todo, les causaba pánico las cuatro o cinco máquinas de fotografiar que aquéllos llevaban. Tuve que ingeniármelas, con el fin de lograr que pudieran salir del Cadillac y entrar en la capilla sin ser vistos...»
CINCO PERSONAS
La ceremonia religiosa fue extraordinariamente senzilla, tal como Gala y Dalí deseaban. Sólo cinco personas asistieron a la misma. Y de las cinco, quatro eran curas...
«Fue mosén Francisco Vila, antiguo párroco de Cadaqués y gran amigo de Salvador Dalí, que entonces ejercía su apostolado en la también localidad gerundense de Fornells de la Selva, quien bendijo la sagrada unión. Cabe señalar que fue él también quien escogió la ermita de los Ángeles como escenario de la boda. Creyó que se trataba del lugar más discreto e idóneo. En calidad de testigos, actuaron mosén José Calzada Oliveras y mosén José Pol Arau. Yo hice de maestro de ceremonias, podríamos decir. La quinta persona presente en aquel secretísimo acontecimiento fue Julio Masó, secretario del juzgado municipal de la población de Sant Martí Vell, a cuyo término pertenece el santuario. El señor Masó se encargó de inscribir en el Registro Civil de la citada localidad al nuevo matrimonio.»
NINGÚN DOCUMENTO GRÁFICO
De la boda de Gala y Dalí no existe ningún documento gráfico. Segon explica el capellán custodio de los Ángeles, sólo podía haber obtenido alguno Julio Masó, pero éste, que había subido a la ermita provisto de una máquina de retratar y un «flash», incomprensiblemente no acertó a sacar ni una foto. Cuando fue a revelar la película, se encontró con la desagradable sorpresa de que ésta estaba velada...
«Después de la ceremonia, marido y mujer estamparon sus firmas en los correspondientes papeles. Y, a continuación, dispusiéronse a regresar a su finca de Port Lligat, en Cadaqués. Se les veía muy felices. Extraordinariamente dichosos. A mi me firmaron un autógrafo como recuerdo. Y también Salvador Dalí me prometió que, en prueba de agradecimiento, regalaría un cuadro al santuario. No obstante, y pese a los años transcurridos, este cuadro todavía no ha llegado a mi poder. Según me ha confiado Ramón Guardiola, amigo del artista, hace tres o cuatro años Dalí le confesó que tenía una deuda pendiente con la ermita de Nuestra Señora de los Ángeles y que iba a saldarla. Pero entonces, lamentablemente, el hombre se puso ya bastante enfermo, y, si Dios no lo remedia, creo que la promesa se quedará en simple promesa...,», se lamenta.
Una vez terminada la boda, Dalí y Gala se trasladaron al palacio episcopal de Gerona, donde fueron recibidos por el obispo de la diócesis, doctor José Cartañá e Inglés, que había sido el encargado de arreglar todo lo relativo al enlace matrimonial. I finalmente, los novios celebraron el «banquete de bodas» en el antiguo y típìco restaurante gerundense de La Barca, donde se comen unas ancas de rana realmente estupendas, si bien se supone que ellos no llegaron a probarlas...
PUNTO FINAL
«Lo curioso del caso -termina manifestando mosén Juan Juanola- es que prácticamente nadie sabe que en el santuario de Nuestra Señora de los Ángeles se casaron Gala i Dalí. Por curiosidad, este verano he realizado una pequeña encuesta entre cerca de quinientas personas que han subido a visitarlo y sólamente a cuatro o cinco les «sonaba» algo del hecho. A los demás, nada. La mayoría incluso ni siquiera sabía que Gala y Salvador Dalí habían estado casados por lo civil y por la Iglesia...».
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Silenciosamente y a escondidas de todo el mundo, el pintor catalán Salvador Dalí y la ciudadana soviética Elena Diakanoff, viuda del poeta Paul Eluard, más conocida por Gala, nombre que en lengua rusa significa monaguillo, se unieron en matrimonio (sentimentalmente, hacía varias décadas que ya lo estaban) el 8 de agosto de 1958 en la pequeña ermita de Nuestra Señora de los Ángeles, situada a una docena de kilómetros de Gerona y en la cumbre de una montaña, desde donde se puede contemplar una bella panorámica de la provincia y el azulado mar que baña la Costa Brava.
VEINTISÉIS AÑOS DESPUÉS
Hoy, al cabo de veintiséis años, el capellán custodio de los Ángeles, mosén Joan Juanola, ha dedicido contar a este periódico los detalles totalmente ignorados de aquel histórico acto que logró pasar tan inadvertido, que nadie se enteró de su celebración hasta cuatro días después. Y lo ha hecho en el Teatro-Museu Dalí, de Figueras, donde ha descubierto el coche que utilizaron los novios para desplazarse a la ermita.
Se trata del viejo Cadillac, que se encuentra en el patio del visitadísimo centro y que el pintor bautizó con el nombre de «coche pluvioso». Siempre se había sospechado que alguna razón poderosa impulsó a Salvador Dalí a colocarlo en aquel lugar. Sin embargo, el artista no dio nunca una explicación sobre la cuestión. Y aún más: tampoco ha comentado la causa por la cual puso en el interior del vehículo las figuras de una pareja de recién casados (reemplazadas, en la actualidad, por otras dos de distinta especie), que recibían una fina lluvia de agua cuando alguien introducía una moneda por una ranura...
«Sí, éste es el coche con el que Dalí y Gala subieron al santuario de Nuestra Señora de los Ángeles para contraer matrimonio. Llegaron los dos solos y ella era quien iba al volante. Recuerdo que Gala calzaba alpargatas y que, antes de la ceremonia, se las cambió por unos zapatos...», explica mosén Juanola.
EN LA MAYOR INTIMIDAD
La boda, que podía haber sido el acontecimiento del siglo (en el sentido de que hubiese movilizado a más de media humanidad), se celebró en la mayor intimidad. Todo había sido preparado con gran secreto. El propio capellán custodio de la ermita, que lleva cerca de treinta años en el cargo, fue avisado pocas horas antes. Dalí y Gala no querían publicidad ni ser molestados. Y a fe que lo consiguieron...
«Al llegar a los Ángeles -continúa contando el sacerdote-, Gala y Dalí se resistieronm a bajar del coche, ya que observaron la presencia de un grupo de turistas extranjeros por allí y tenían miedo de ser reconocidos. Sobre todo, les causaba pánico las cuatro o cinco máquinas de fotografiar que aquéllos llevaban. Tuve que ingeniármelas, con el fin de lograr que pudieran salir del Cadillac y entrar en la capilla sin ser vistos...»
CINCO PERSONAS
La ceremonia religiosa fue extraordinariamente senzilla, tal como Gala y Dalí deseaban. Sólo cinco personas asistieron a la misma. Y de las cinco, quatro eran curas...
«Fue mosén Francisco Vila, antiguo párroco de Cadaqués y gran amigo de Salvador Dalí, que entonces ejercía su apostolado en la también localidad gerundense de Fornells de la Selva, quien bendijo la sagrada unión. Cabe señalar que fue él también quien escogió la ermita de los Ángeles como escenario de la boda. Creyó que se trataba del lugar más discreto e idóneo. En calidad de testigos, actuaron mosén José Calzada Oliveras y mosén José Pol Arau. Yo hice de maestro de ceremonias, podríamos decir. La quinta persona presente en aquel secretísimo acontecimiento fue Julio Masó, secretario del juzgado municipal de la población de Sant Martí Vell, a cuyo término pertenece el santuario. El señor Masó se encargó de inscribir en el Registro Civil de la citada localidad al nuevo matrimonio.»
NINGÚN DOCUMENTO GRÁFICO
De la boda de Gala y Dalí no existe ningún documento gráfico. Segon explica el capellán custodio de los Ángeles, sólo podía haber obtenido alguno Julio Masó, pero éste, que había subido a la ermita provisto de una máquina de retratar y un «flash», incomprensiblemente no acertó a sacar ni una foto. Cuando fue a revelar la película, se encontró con la desagradable sorpresa de que ésta estaba velada...
«Después de la ceremonia, marido y mujer estamparon sus firmas en los correspondientes papeles. Y, a continuación, dispusiéronse a regresar a su finca de Port Lligat, en Cadaqués. Se les veía muy felices. Extraordinariamente dichosos. A mi me firmaron un autógrafo como recuerdo. Y también Salvador Dalí me prometió que, en prueba de agradecimiento, regalaría un cuadro al santuario. No obstante, y pese a los años transcurridos, este cuadro todavía no ha llegado a mi poder. Según me ha confiado Ramón Guardiola, amigo del artista, hace tres o cuatro años Dalí le confesó que tenía una deuda pendiente con la ermita de Nuestra Señora de los Ángeles y que iba a saldarla. Pero entonces, lamentablemente, el hombre se puso ya bastante enfermo, y, si Dios no lo remedia, creo que la promesa se quedará en simple promesa...,», se lamenta.
Una vez terminada la boda, Dalí y Gala se trasladaron al palacio episcopal de Gerona, donde fueron recibidos por el obispo de la diócesis, doctor José Cartañá e Inglés, que había sido el encargado de arreglar todo lo relativo al enlace matrimonial. I finalmente, los novios celebraron el «banquete de bodas» en el antiguo y típìco restaurante gerundense de La Barca, donde se comen unas ancas de rana realmente estupendas, si bien se supone que ellos no llegaron a probarlas...
PUNTO FINAL
«Lo curioso del caso -termina manifestando mosén Juan Juanola- es que prácticamente nadie sabe que en el santuario de Nuestra Señora de los Ángeles se casaron Gala i Dalí. Por curiosidad, este verano he realizado una pequeña encuesta entre cerca de quinientas personas que han subido a visitarlo y sólamente a cuatro o cinco les «sonaba» algo del hecho. A los demás, nada. La mayoría incluso ni siquiera sabía que Gala y Salvador Dalí habían estado casados por lo civil y por la Iglesia...».
3 comentaris:
hola, soc dominica, vivia en Barna, ara visc a Puna Cana, Republica Dominicana, pero la meva anima resta a Barcelona. M´agrada moltisim la vida de Dali. Com puc anar a l´ermita de nuestra señora de los ángeles??? tiene otro nombre, pues no la encuentro en internet? jose miguel
Aquí, ho trobaràs.
Salutacions
http://www.marededeudelsangels.com/cat/inici/index.php
Creo que cantó el coro de la escolanía del Tibidabo en la boda ¿no?
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